En el primero blog post te hablé de 5 formas para iniciar una vida más saludable y luego revisamos 3 principios básicos para une buena nutrición; sin embargo, es fácil decirlo desde fuera y difícil llevarlo a cabo ya que “nadie experimenta en cabeza ajena” y te entiendo completamente, parece que es muy fácil pero no necesariamente.

Hace tan solo 3 años, me servía una taza de café con  leche deslactosada (sí, de esa que simplemente por su variante, tiene azúcares añadidos) y todavía le agregaba 2 cucharadas de azúcar, ¡hoy tan solo de pensarlo me da rush de azúcar!. Y la pregunta obligada es: ¿Y cómo le hiciste para dejar de hacer eso?, la verdad es que hoy todas mis bebidas son sin azúcares añadidos, pero no fue un paso fácil, ni una decisión simple; tuve que ir disminuyendo poco a poco el consumo, primero 1 cucharada, luego media y al final logré tomarlo sin azúcar y hoy me sabe delicioso.

Otra de las cosas que seguramente te puede sonar familiar, es que cuando tienes prisas, comes algo práctico como cereal de caja o latas de atún, verduras o frutas congeladas porque “ya están listas para comerse”, nuggets, frijoles de lata, banderillas, pizza, alitas, etc.. porque así ya no tienes que cocinary luego viene ese terrible sentimiento de culpa de, me siento gorda, estoy ganando kilos de más o mi ropa ya no me queda como antes y una serie de frases típicas que terminan en un “no voy a deshacerme ese pantalón porque algún día me va a quedar” y te aseguro que si no tomas acciones desde hoy, el pantalón jamás volverá a salir de ahí.

¿Qué debo hacer entonces para tener una alimentación más saludable?, mi recomendación es que comprendamos un concepto que en lo personal he analizado mucho y al que yo llamo disponibilidad alimentaria. Científica y socialmente, éste término se refiere a la capacidad geográfica y distributiva de las comunidades y cadenas de suministro, de utilizar los recursos de la zona o geografía, para abastecer o no las necesidades de la población; es decir, cuando no hay disponibilidad alimentaria, es posible que la comunidad sufra padecimientos de desnutrición. Sin embargo, y no alejado del concepto inicial, yo he encontrado que la disponibilidad alimentaria en zonas metropolitanas, tiene otra asociación, pues si bien es cierto que somos privilegiados de tener todos los alimentos que requerimos, tenemos hasta de sobra y al nivel de promover el acceso mal seleccionado de nuestra alimentación. (esta mujer ya está intenseando, dirán quienes me lean).  ¿Qué quiero decir con esto y hacia dónde voy? La conclusión es simple, todo aquello que esté al alcance de nosotros mismos o de nuestras familias, será “tentador a consumirlo” siempre que lo tengamos a la mano.

Por ejemplo: si a medio día, me da hambre de algún antojo y tengo a la mano una bolsa de papas fritas medio abiertas y tengo a la mano una jícama que hay que lavar, pelar y cortar… déjame adivinar qué es más fácil comer… ¡las papas!, por supuesto. En cambio, si eliminara las papas de mi despensa y tuviera que elegir entre una zanahoria, una jícama y una manzana… quizás elegiría la manzana ya que no debo más que lavarla en un caso de urgencia o falta de tiempo. Si tengo un puñado de nueces o una tuna, posiblemente elija la tuna. Con esto lo único que te quiero decir, es que nuestra naturaleza y rutina, nos lleva a elegir lo más simple y más práctico. Por eso es importante que tomes conciencia y acciones que permitan mejorar tu alimentación, desde lo más simple y tomando acciones que posiblemente jueguen a tu favor sin darte cuenta.

Por eso, aquí te van 5 TIPS PARA ELEGIR MEJOR TUS ALIMENTOS:

  1. Revisa tu alacena e identifica qué alimentos no son los más adecuados para tu alimentación (si no deseas deshacerte de ellos, porque a nadie nos gusta tirar la comida), dale el tiempo correcto a su consumo o comparte con algunos conocidos y procura eliminarlos de tu lista del súper.
  2. Realiza una lista del súper y procura no salirte de ella, esto te ayudará a que tengas más claro el objetivo al ir de compras.
  3. No vayas al super con hambre, esto altera nuestra visión de la necesidad y el antojo. Pasamos por el pasillo de los panes y compramos uno que otro porque el carrito no se ve lo suficientemente lleno, o visitamos el pasillo de los refrigeradores y siempre andarán por ahí los helados, pasteles congelados, incluso estos alimentos precocidos que ya te he contado que no son tan recomendables.
  4. Compra primero verduras, frutas y semillas como nueces, almendras, pistaches o cacahuates (naturales y sin tostar, sin chilitos, sin grasas añadidas) y posteriormente compra pescados, pollo, carne, etc. Compra al final las tortillas y el pan de caja.
  5. Evita comprar lo siguiente: alimentos congelados como postres o papas fritas, evita refrescos, jugos azucarados, aguas saborizadas, panes dulces, galletas, café de sabores. Recuerda que no tenerlos en la alacena o en nuestra “disponibilidad alimentaria” ayudará a que la tentación sea menor y la elección de nuestros alimentos sea de muchísima más calidad.

Ahora ya lo sabes, planear la elección de tus alimentos puede ser un gran paso para mejorar tu alimentación, ir perdiendo esos kilitos de más y mejorar por mucho la energía de tu cuerpo por todos aquellos químicos ultraprocesados que tiene todo aquello que debe contener aditivos, saborizantes y conservadores añadidos. 

¡Feliz vida!

About the Author

Me enfoco en la orientación alimentaria para ayudar a mejorar la calidad de vida enseñándote a llevar una vida más saludable buscando acciones más alcanzables para lograr una salud integral.

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